Sanando Heridas De Infancia

Aunque los traumas infantiles pueden dejar cicatrices profundas en nuestra mente y emociones, la buena noticia es que sí es posible sanarlos incluso en la adultez. Estos traumas suelen originarse en experiencias difíciles o dolorosas vividas durante la niñez, cuando aún no contábamos con las herramientas necesarias para procesar, comprender o afrontar lo que nos sucedía. Sin embargo, el cerebro humano tiene neuroplasticidad, que nos permite reconfigurar patrones de pensamiento y emocionales a lo largo de la vida. La adultez, lejos de ser una limitación, puede ofrecer una perspectiva más madura, herramientas emocionales más desarrolladas y una mayor capacidad para tomar decisiones conscientes.