Meditación de Gratitud

A menudo buscamos grandes momentos para sentirnos agradecidos: logros, sorpresas, celebraciones… Pero la verdadera magia está en aprender a valorar lo pequeño. Lo cotidiano. Lo que damos por hecho. El vaso de agua al despertar. Una ducha caliente. El olor del café. Una prenda que abriga. Una mirada amable. Esta meditación es un recordatorio de que la felicidad no siempre se encuentra en lo extraordinario, sino en la capacidad de reconocer la belleza en lo simple. Y que cuando cultivamos la gratitud, incluso en los actos más rutinarios, algo en nuestro interior se transforma: Nos volvemos más presentes. Más humildes. Más humanos. Gratitud no es solo decir “gracias”. Es mirar la vida con ojos nuevos.